miércoles, 29 de junio de 2011

Carta de un hijo a su Padre

No me des todo lo que te pida. A veces sólo pido para ver hasta cuánto puedo tomar. Dame sólo lo que sea posible, lo justo y que yo lo merezca.

No me grites. Te respeto menos cuando lo haces y me enseñas a gritar a mi también, y no quiero hacerlo. Te comprendo mucho más y siento más tu cariño si me hablas en vez de gritar.

No me des siempre órdenes. Si en vez de dar órdenes a veces me pidieras dulcemente las cosas, yo las haría más rápido y con gusto. Cuando sólo escucho órdenes y gritos, no siento deseos de cumplir lo que se me pide porque me invade una gran tristeza.

Cumple las promesas, buenas o malas. Si me prometes un premio, dámelo. Pero también si es un castigo. Necesito confiar en tu palabra, tener fe en tus promesas, y de ese modo aprenderé a creer y a ser yo mismo una persona de palabra.

No me compares con nadie, en especial con mi hermano, porque entre nosotros tenemos que amarnos, y no envidiarnos. Si tú me haces lucir mejor que los demás, alguien va a sufrir. Si me haces lucir peor que los demás, seré yo quien sufrirá. Las comparaciones siempre duelen, por eso es muy importante sentirse querido por lo que uno es en sí mismo.

No cambies de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer, decídete y mantén esa decisión. De lo contrario voy a confundir frecuentemente lo que está bien con lo que está mal. Si tú me enseñas con seguridad a aplicar las buenas acciones y desechar las malas, yo aprenderé sin confusiones las enseñanzas que regirán mi vida.

Déjame valerme por mí mismo. Si tú haces todo por mí, yo nunca podré aprender. Quiero conocer el mundo por mis propias acciones. Mis experiencias y equivocaciones serán un valioso aprendizaje. Guíame, pero sin conducirme. Muéstrame el camino, pero deja que yo lo recorra. Enséñame a ser tan obediente como libre, y así me sentiré seguro en el mundo.

No digas mentiras delante de mi, ni me pidas que las diga por ti, aunque sea para sacarte de un apuro. De lo contrario me harás sentir mal y perder la fe en lo que dices. Cuando yo haga algo malo, no me exijas que te diga por qué lo hice. A veces ni yo mismo lo sé. Pero sí sé que no lo hago en forma intencional, sólo ocurre. Compréndeme, aún estoy creciendo.

Cuando estás equivocado en algo admítelo, así crecerá la opinión que tengo de ti y me enseñarás a admitir mis errores también.

Trátame con la misma amabilidad y cordialidad con que tratas a tus amigos. El hecho de que seamos una familia no significa que no podamos ser amigos también. Por el contrario, nosotros vivimos en la misma casa, compartimos mucho tiempo, estamos siempre juntos y qué lindo es que podamos sentirnos siempre muy amigos.

No me digas que haga una cosa y tú no la haces. Yo aprenderé y haré siempre lo que tú hagas, aunque no lo digas, pero nunca haré lo que tú digas, pero no hagas. Porque tus verdaderas enseñanzas, aquellas que nunca olvidaré, se nutren con tu ejemplo.

Cuando te cuente un problema mio, escúchame. No me dejes con el peso de mis palabras. Dame tu tiempo, bríndame tu apoyo. Trata de comprenderme y ayudarme, y me sentiré reconfortado.

Y quiéreme y dímelo. A mí me gusta oírtelo decir, aunque tú no creas necesario decírmelo. Porque yo espero tu cariño, soy parte de tu ser y eres la persona en que más confío.

A través de tu verdad,
aprenderé a aborrecer la mentira. A través de tu seguridad, aprenderé a hacerme fuerte. Si me enseñas la libertad, aprenderé a defenderla para mi y para otros. Si me inculcas la generosidad, sabré vivir sin egoísmos. Si me transmites tu ejemplo, no olvidaré jamás tus sabias enseñanzas. Si me educas con humildad, sabré apreciar las virtudes de los demás. Si me inculcas la paz y la bondad, tendré las mejores armas contra la violencia de los hombres.

Si cultivas en mi conciencia los más bellos valores que pueda atesorar un ser humano, seré una persona de bien, dispuesta a hacer algo por los otros y contribuir, aunque sea modestamente, al bienestar del mundo.

Abrázame, quiero expresarte con cariño todo esto. Porque necesito sentirte mi amigo y compañero en cada instante.

¡Te quiero mucho, papá!
Share:

0 comentarios:

Publicar un comentario