oroteo Arango, mejor conocido como Francisco
Villa, uno de los más destacados caudillos de la Revolución Mexicana,
nació en el año de 1878, en el Rancho de la Coyotada, en un lugar
llamado Tierras del Río perteneciente al Municipio de San Juan del Río,
estado de Durango.
Llamado al nacer Doroteo Arango Quiñones, fue
hijo de Agustín Arango y Micaela Quiñones Arámbula, quienes laboraban
como aparceros en la hacienda Gogojito, propiedad de la familia López
Negrete.
La vida de Doroteo transcurría normal como cualquier otro campesino del porfiriato hasta que un día cuando llegaba de la jornada vio que el hacendado Agustín López Negrete, intentaba llevarse por la fuerza a su hermana, armado con una pistola, Doroteo hirió al hacendado, quien inesperadamente evitó que sus guardias le mataran, por lo que al verse libre huyó a la sierra.
Desde 1894 se convirtió en un forajido, por lo que decidió cambiar su nombre por el de Francisco Villa, con el que habría de pasar a la historia. Después de vivir a salto de mata durante varios años, en 1910 Don Abraham González lo convenció de unirse a los hombres que dirigían la insurrección de Francisco I. Madero.
Poco tiempo después, en la hacienda de Bustillos, conoció personalmente a Madero, quien le otorgó el grado de Coronel en reconocimiento a su labor en apoyo a la causa antireeleccionista.
Su innata destreza militar pronto se hizo evidente en los ataques a Ciudad Juárez en mayo de 1911, donde obtuvo uno de los primeros y más grandes triunfos de la Revolución Mexicana en su primera etapa. Al triunfo maderista, colaboró con Victoriano Huerta para reprimir la revuelta de Pascual Orozco en Chihuahua.
Durante esta operación fue elemento fundamental para la derrota orozquista, por lo que Madero le concedió el grado de General Brigadier. Acusado dolosamente por Huerta de insubordinación en 1912, estuvo a punto de ser fusilado, pero se le conmutó la pena y fue encarcelado en la prisión de Santiago Tlatelolco. Allí convivió con el General Bernardo Reyes, quien le transmitió invaluables conocimientos sobre estrategia militar. Tiempo después escapó de su prisión para dirigirse a El Paso, Texas, EE.UU., de donde regresaría tras la muerte de Madero en 1913.
En septiembre de ese año, Ciudad Jiménez, formó en la División del Norte, cuerpo con el que conseguiría hazañas sin paralelo en esta etapa de histórica, como las batallas de Ojinaga, Tierra Blanca, Torreón y Zacatecas que contribuyeron decisivamente a la caída del régimen de Huerta.
Al sobrevenir la escisión revolucionaria en 1914, Villa se adhirió a las fuerzas de la Soberana Convención Revolucionaria de Aguascalientes con Eulalio Gutiérrez, pero el gobierno de Estados Unidos optó por reconocer el Gobierno de Venustiano Carranza, por lo que Villa quedo al margen de la Ley y ya no pudo adquirir armamento ni municiones en la frontera norte, hecho que le colocó en franca desventaja y finalmente significó el fin de la División del Norte, al ser derrotado por el General Álvaro Obregón en las batallas de Celaya, Silao y León. En 1916, logró recobrar parte de su fuerza militar, efectuando una osada incursión a Columbus, Nuevo México, EE.UU.
Al ser muerto Carranza, en 1920, Villa depuso las armas a través de los Convenios de Sabinas, por los que se le concedió el grado de General de División y se le entregó el rancho de Canutillo en Chihuahua.
A pesar de hallarse dedicado a las labores del campo, no dejó de ser temido por sus enemigos, quienes el 20 de junio de 1923, le asesinaron en Hidalgo del Parral, Chihuahua, ciudad donde permaneció sepultado hasta el año de 1976, en que sus restos fueron trasladados con todos los honores a la capital de la Republica, siendo sepultado junto a otros héroes en el monumento a la Revolución Mexicana.
La vida de Doroteo transcurría normal como cualquier otro campesino del porfiriato hasta que un día cuando llegaba de la jornada vio que el hacendado Agustín López Negrete, intentaba llevarse por la fuerza a su hermana, armado con una pistola, Doroteo hirió al hacendado, quien inesperadamente evitó que sus guardias le mataran, por lo que al verse libre huyó a la sierra.
Desde 1894 se convirtió en un forajido, por lo que decidió cambiar su nombre por el de Francisco Villa, con el que habría de pasar a la historia. Después de vivir a salto de mata durante varios años, en 1910 Don Abraham González lo convenció de unirse a los hombres que dirigían la insurrección de Francisco I. Madero.
Poco tiempo después, en la hacienda de Bustillos, conoció personalmente a Madero, quien le otorgó el grado de Coronel en reconocimiento a su labor en apoyo a la causa antireeleccionista.
Su innata destreza militar pronto se hizo evidente en los ataques a Ciudad Juárez en mayo de 1911, donde obtuvo uno de los primeros y más grandes triunfos de la Revolución Mexicana en su primera etapa. Al triunfo maderista, colaboró con Victoriano Huerta para reprimir la revuelta de Pascual Orozco en Chihuahua.
Durante esta operación fue elemento fundamental para la derrota orozquista, por lo que Madero le concedió el grado de General Brigadier. Acusado dolosamente por Huerta de insubordinación en 1912, estuvo a punto de ser fusilado, pero se le conmutó la pena y fue encarcelado en la prisión de Santiago Tlatelolco. Allí convivió con el General Bernardo Reyes, quien le transmitió invaluables conocimientos sobre estrategia militar. Tiempo después escapó de su prisión para dirigirse a El Paso, Texas, EE.UU., de donde regresaría tras la muerte de Madero en 1913.
En septiembre de ese año, Ciudad Jiménez, formó en la División del Norte, cuerpo con el que conseguiría hazañas sin paralelo en esta etapa de histórica, como las batallas de Ojinaga, Tierra Blanca, Torreón y Zacatecas que contribuyeron decisivamente a la caída del régimen de Huerta.
Al sobrevenir la escisión revolucionaria en 1914, Villa se adhirió a las fuerzas de la Soberana Convención Revolucionaria de Aguascalientes con Eulalio Gutiérrez, pero el gobierno de Estados Unidos optó por reconocer el Gobierno de Venustiano Carranza, por lo que Villa quedo al margen de la Ley y ya no pudo adquirir armamento ni municiones en la frontera norte, hecho que le colocó en franca desventaja y finalmente significó el fin de la División del Norte, al ser derrotado por el General Álvaro Obregón en las batallas de Celaya, Silao y León. En 1916, logró recobrar parte de su fuerza militar, efectuando una osada incursión a Columbus, Nuevo México, EE.UU.
Al ser muerto Carranza, en 1920, Villa depuso las armas a través de los Convenios de Sabinas, por los que se le concedió el grado de General de División y se le entregó el rancho de Canutillo en Chihuahua.
A pesar de hallarse dedicado a las labores del campo, no dejó de ser temido por sus enemigos, quienes el 20 de junio de 1923, le asesinaron en Hidalgo del Parral, Chihuahua, ciudad donde permaneció sepultado hasta el año de 1976, en que sus restos fueron trasladados con todos los honores a la capital de la Republica, siendo sepultado junto a otros héroes en el monumento a la Revolución Mexicana.
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